Cerca de 145 ballenas aparecieron muertas el pasado sábado en la isla de Stewart de Nueva Zelanda. Unas imágenes muy duras que se repiten más de una vez cada año en este punto sin que los expertos puedan dar una explicación firme de lo que está pasando. Estos cetáceos son conocidos con el nombre de ‘piloto’ o ‘calderón’ y pueden medir hasta 7 metros de largo.
Una persona que estaba acampando en la zona descubrió las ballenas muertas en la isla y dio el aviso al Departamento de Conservación de Nueva Zelanda (DOC), que sobrevoló la zona y obtuvo las duras imágenes. No solo había ballenas muertas, sino que también había algunas vivas pero que se encontraban en mal estado y no había personal suficiente para rescatarlas. «Lo más humano que se podía hacer por ellas era sacrificarlas», explicó Ren Leppens, gerente de operaciones en Rakiura del Ministerio de Conservación del país.
Esta situación en Nueva Zelanda es tan inexplicable como frecuente, debido a que la muerte masiva de ballenas en las costas neozelandesa se repite a menudo. En este sentido, el año pasado se contabilizaron cerca de 650 cetáceos muertos solo en la zona de Farewell, cifra que este año se podría ver superada, sobre todo después del macabro hallazgo en la isla de Stewart.
La situación se repite pero los expertos no acaban de encontrar una respuesta definitiva a estas muertes masivas. Una de las hipótesis con las que se trabaja es que estos animales son muy sociales y van en grupo, siempre guiados por un solo miembro. Si este guía se desorienta y se encalla, el resto del grupo repetirá el error. Una desorientación que se podría ver afectada por los radares de los pesqueros o barcos militares, aunque este extremo no está comprobado.
Asimismo, otras de las teorías serían las condiciones meteorológicas y geográficas extremas de la zona, cambios repentinos de las mareas, una enfermedad desconocida o la persecución en grupo de depredadores que acaban en una playa encallados. Estas muertes siguen siendo un misterio y los biólogos siguen trabajando para descubrir qué está pasando con las ballenas de Nueva Zelanda.