La revista Science presenta una estrategia impactante que podría disminuir drásticamente los efectos del Cambio Climático. Según una investigación suiza, replantar árboles en unos 900 millones de hectáreas en todo el mundo es sencillo y permitiría capturar 2/3 partes de las emisiones de dióxido de carbono que producen las actividades humanas.
Los expertos del estudio advierten que el planeta tiene una tendencia de deforestación muy preocupante, que en 2050 habremos perdido unos 223 millones de hectáreas, la mayoría en los trópicos. Si cambiásemos esta dirección y nuestro planeta tuviera mil millones de hectáreas más de bosque, ayudaría a estabilizar la subida de la temperatura global hasta 1,5ºC respecto a los tiempos preindustriales, un valor que salvaría la Tierra de la extinción masiva de animales y muchos desastres naturales.
Esto es lo que defiende el equipo dirigido por Jean-Francois Bastin, de la Escuela Federal Politécnica de Zúrich, en Suiza. Aseguran que podemos reforestar el mundo a gran escala gracias a las condiciones ambientales actuales, hay una vasta extensión de más de 2.000 millones de hectáreas disponible. Pero parte de este terreno se usa para otras funciones, como la agricultura.
Los investigadores dicen optimistas que se podría recuperar fácilmente 900 millones de hectáreas de bosque, tanta superficie como Estados Unidos, y saben dónde hacerlo. El máximo potencial para nuevos bosques se encuentra en Rusia, donde se podrían ganar 151 millones de Ha., tras él se sitúan Estados Unidos (103 millones), Canadá (78,4 millones), Australia (58 millones), Brasil (49,7 millones) y China (40,2 millones Ha).
Replantar tanta superficie pediría conseguir un billón de árboles, a un coste de 0,3 dólares cada uno. Calculan que costaría unos 300.000 millones de dólares, como defienden los expertos es «de lejos, la solución más barata que nunca se haya propuesto».
Esta estrategia se debería iniciar enseguida y tendría una incidencia importante en el Cambio Climático. Una vez los bosques sean adultos asimilarían aproximadamente 205.000 millones de toneladas de CO2. Esto significaría eliminar algo más de dos tercios de los 300.000 millones que, según se calcula, se han lanzado a la atmósfera desde los inicios de la revolución industrial en el siglo XVIII.
Pero no se trata de plantar arboles de cualquier forma. Varios colaboradores del proyecto señalan que el tipo de árbol, el sitio y la manera que crecerán determinarán el beneficio que comporte la acción. En algunas zonas, dicen, puede incrementar el riesgo de incendios, afectar a la disponibilidad de agua o acoger fauna que ataque cultivos.
Desconfían de los programas de reforestación que a menudo favorecen monocultivos de una sola especie en vez de recuperar los bosques nativos. Esta práctica dificulta bastante la captación de carbono y no es buena para la biodiversidad, la producción de alimento y las clases sociales.